Un joven taiwanés de 23 años, Chen Jung-yu, asiduo cliente de una cibercafé en Taiwán, fue como todos los días a ocupar una de las cabinas de internet, la noche del jueves pasado a jugar el popular World of Warcraft. Su meta era jugar por 23 horas, o al menos pretendía estar todo ese tiempo frente al PC.

Menuda sorpresa se llevó la persona que atendía el local, quién cuando fue a avisar a Cheng que su tiempo había transcurrido, encontró al joven muerto en la cabina, quien según los estudios realizados por los forenses llegó a estar cerca de 9 horas muerto sin que nadie se diése cuenta o le tomara atención al joven.
La testigo de los hechos dijo que la última vez que lo vio con vida fue alrededor del medio día del miércoles, hablando por teléfono. Lo curioso y más trágico aún, fue el hecho de que al parecer estuvo por nueve horas muerto, sin que nadie de las personas que deambulaban por el lugar se diera cuenta del estado del infortunado jugador. Y por si eso fuera poco, cuando la policía llegó a acordonar el lugar y a hacer el procedimiento de rigor de estos casos, ni siquiera se molestaron en desalojar a nadie. Peor aún, al resto de usuarios que estaban en el cibercafé les importó poco y nada, y siguieron en sus quehaceres cibernéticos como si sacar un cadáver del asiento fuera cosa de todos los días.