La anciana Jean Stevens no quiso quedarse sola cuando murió su marido en 1999. Por esa razón, varios días después del entierro llevó el cuerpo a casa. Desde entonces lo mantuvo embalsamado en su vivienda en un lejano pueblo de Pensilvania. Con su hermana gemela repitió la operación. No podía soportar la idea de que se quedaran encerrados en un ataúd, según publica la cadena msnbc.com.

El fiscal del condado de Bradford comunicó que la señora Stevens podía tener los cuerpos siempre que construyera un mausoleo o un lugar apropiado para sus difuntos. "La muerte es muy difícil para mí, dijo la anciana que vive sola, desde que muriera su hermana gemela en octubre pasado. Stevens desenterró el cuerpo de su marido unos días después de su entierro, lo vistió con un traje oscuro, le puso una camisa blanca, una corbata de punto azul y lo sentó en el sofá en el garaje. Ahí permaneció por más de una década.


A su hermana la acomodó en la habitación de los invitados, le puso su bata preferida y le echa su perfume para que esté bien. La policía estatal se ocupó de la investigación, aunque no se presentaron cargos contra la mujer que conservaba los cuerpos embalsamados de sus seres queridos. Ella sabe que sus escasos vecinos consideran que es una historia macabra y la miran con un poco de miedo, pero la señora tiene sus propias razones. La señora Stevens es claustrofóbica y no quería que su hermana fuera cremada. Pensar en eso le hacía perder la respiración, ha contado.

Vía: telecinco