En las calles de Hong Kong el ser un canino es un martirio, siendo indeseados en parques, prohibidos en algunos edificios, y con dueños que no le hacen demasiado caso, pero también puede ser muy beneificioso el vivir en esta parte del mundo. A falta de tiempo y opciones, y cada vez más dispuestos a saltar sobre las últimas tendencias, muchos de los dueños de perros de Hong Kong están recurriendo a formas alternativas e inusuales para pasar más tiempo con sus mascotas.

En su estudio de danza del décimo piso de Sheung Wan, la instructora sudafricana ha enseñado Yoga a personas desde 2003. Un buen día, se acercó a ella Wendy Chan, una amiga suya propietaria de un salón de perros en Hong Kong con una nueva propuesta. "Cuando Wendy me sugirió enseñar yoga a perros, pensé que estaba bromeando". Y añade: "Yo pensé que Suzette sería la instructora perfecta para la experiencia de practicar yoga con perros. Así, que empezó a dar clases el noviembre pasado."

"La gente aquí parece que realmente disfruta, incluso dos clientes que llegaron sin perros, me pidieron prestados los míos. Es alucinante, se compenetraron muchísimo con el animal", según dice Suzette. Además, ambos aseguran que muchos de los clientes están más tranquilos haciendo yoga con sus perros que sin ellos. Más calmados, el carácter les ha cambiado completamente.